Jn. 8:1-11
Tres figuras en esta historia nos enseñan la esencia de la vida.
1) LA MUJER
La mujer representa a la humanidad, te representa a vos, me representa a mi y el continuo error del ser humano. El adulterio representa el pecado. Todos pecamos, no hay nadie que pueda juzgar de pecador a otro sobre esta tierra y hasta que la muerte nos sorprenda, seguiremos pecando, consiente o inconscientemente. Mientras estemos en esta tierra y tengamos la naturaleza humana, seguiremos cometiendo errores y equivocaciones.
2) LOS FARISEOS
Estos representan a la religión, a Satanás y a la sociedad. Esa es la menear en que te harán sentir .Lo peor del mundo.
Con ellos no hay oportunidades, ellos no tienen contemplación. Con ellos hay juicio, condenación y vergüenza.
Cuando alguien se equivoca, Dios le perdona, pero la sociedad no te perdona, por eso David prefirió caer en manos de Dios, porque Dios tendría misericordia, que en manos de sus enemigos que no la tendrían. (2 Sam. 24:13-14)
Cuando un pastor se equivoca, después de haber estado un tiempo sin actividad para restaurar su vida, me ha tocado removerlo y enviarlo a otra ciudad para que reanude su ministerio, porque a pesar de que Dios le perdono, la misma congregación no lo hizo.
3) JESUS
Este es el hijo de Dios. Aprendemos que en El siempre hay oportunidades por mas bajo que hayas caído.
En el no hay juicio, hay perdón.
En el hay un “volver a empezar”. En el hay sanidad, no solo física, sino también emocional.
El le devolvió la dignidad a esta mujer que se había equivocado y que para vergüenza estaba siendo expuesta delante de toda la ciudad.
Lo sorprendente es que no la condeno, ¿Lo contrario a lo que habríamos hecho nosotros verdad?
Cuan grande es el amor de Dios, que siempre que haya un cielo, habrá una nueva oportunidad.
“Porque de tal manera amo Dios al mundo que ha dado a su único hijo, para que todo aquel que en el crea no se pierda, sino que tenga vida eterna.” (Jn. 3:16)
Ptor. OMAR OLIVA
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