miércoles, 4 de abril de 2007

NO MIRES LOS DEFECTOS DE LOS DEMAS



1 Corintios 3:9

Una mañana, mucho antes de que el carpintero llegara al taller, las herramientas del carpintero decidieron tener una conferencia para considerar algunos problemas que se estaban presentando en el trabajo. El primero que ocupo el lugar de los acusados fue el hermano martillo. La junta le informo que tenia que renunciar porque hacia demasiado ruido en su trabajo.
Pero se defendió y dijo: Si tengo que salir del taller del carpintero, también debe irse el hermano Barreno porque es muy insignificante y causa muy poca impresión.
El pequeño hermano Barreno se puso de pie y dijo: Esta bien, pero también debe irse el hermano Tornillo. A el hay que darle vuelta tras vuela y no se llega a ninguna parte.
El hermano Tornillo dijo entonces: Si Ustedes así lo quieren me iré, pero e hermano Cepillo también debe irse, su trabajo es superficial y no hace nada de profundidad.
A esto el hermano sepillo replico: Bueno también tendrá que retirarse la hermana regla si yo me retiro. Siempre esta midiendo a los demás como si fuera la única que esta en lo correcto.
La hermana regla se quejó de la hermana Lija y dijo: No me importa que sea más áspera de lo que debe ser, pero siempre esta tratando de un modo poco amable a la gente.

En medio de esta discusión, entro el carpintero de Nazaret, antes de lo esperado. Había ido a trabajar como todos los días. Se puso el delantal y se acerco al banco para hacer un pulpito. Uso el tornillo, el barreno, la lija, el serrucho, el martillo, el cepillo, y todas las otras herramientas. Terminada las labores del día y el pulpito, se levanto el hermano serrucho y dijo: “Hermanos, me he dado cuenta que todos somos colaboradores de Dios!

¿Habrá entre sus conocidos alguien que no cumple con sus deberes en la forma que piensas que debería hacerse? Seria bueno pensar dos veces antes de criticar o hallar falta en alguno de los instrumentos de Dios que Dios usa para el progreso de la obra aquí en la tierra.

Unas de las cosas que aprendemos en esta historia es que no somos Dios para juzgar si este o aquel es importante o no, como hacían aquí las herramientas. Dejemos esa tarea a Dios que el si sabe hacerla bien, porque El mira y conoce el corazón del hombre.

Otras de las cosas que aprendemos en esta historia es que no sos menos que nadie. Nadie es menos que nadie, somos todos iguales, comprados por la misma sangre. Tu valor es el mismo que el de tu hermano. La diferencia la hace los llamados y los ministerios, pero no la persona. Nadie es más que nadie, ni tiene el derecho de creerlo, el único grande es Jesús.

La aparición del carpintero es sobresaliente aquí, utilizando a cada una de las herramientas, eso quiere decir que todos somos útiles en la obra de Dios, que todos nos necesitamos, que no somos “llaneros solitarios”. El pulpito representa la voluntad de Dios y se requirió de todas la herramientas para construirlo.
Consideremos la obra de Dios dejemos de lado los defectos de los demás…Todos tenemos defectos!!!
Ptor OMAR OLIVA

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